Dicen que los tiempos de las ideologías han pasado, que ya no hay derecha ni izquierda y parece que los primeros que se lo han creído han sido los propios partidos que concurren a estas elecciones generales, porque el fangal teórico en que nos están metiendo no hay por dónde cogerlo.
Si uno está familiarizado con la retórica política, pero sobre todo con el fondo y observa un poco quién propone, al final se le queda cara de tonto o piensa que se ha perdido algo. Y es que estas elecciones vienen como una mezcla de zoco o mercadillo en que caben cosas de lo más variopinto.
Tenemos de todo, lo dicho, en la oferta electoral, será por eso de que está cerca la Navidad y luego vendrá la cuesta de enero con rebajas. Desde un general metido a antimilitarista a un constructor comisionista de cabeza de lista por Ciudadanos en Huesca como adalid de la limpieza política que abandera el partido naranja.
También tenemos a los de siempre defendiendo el régimen de siempre: un bipartidismo penetrado por la corrupción hasta el tuétano y que depende del voto de los ancianos para defender cosas como una Constitución que se ha quedado más vieja que sus votantes. Los del bipartidismo han optado por una campaña casi circense a falta de ningún mensaje que transmitir. Mucha tele, hasta la de los programas del corazón, y un discurso tan vacío que llega a producir vergüenza ajena.
Enfrente se encuentra lo que se ha dado en llamar nueva política o fuerzas emergentes son un mercadillo de ideas que confunde. Un totum revolutum donde podemos encontrar fuerzas como Podemos, que surge de un movimiento con ideas transformadoras como fue el 15M pero ha terminado siendo la coctelera de aprovechados de la izquierda junto con gente de buena voluntad.
Bienvenidos son desde socialdemócratas a troskistas con tal de que la estructura cuasi piramidal se mantenga. Los círculos poco importan, por lo visto, cuando se trata de imponer a los candidatos, como hemos visto en la realidad aragonesa. La política del día a día no es otra que la de dar un pequeño giro a la izquierda a las propuestas del PSOE.
La excusa de Podemos es el pedir tiempo, pero el tiempo va pasando y el partido que presumía de transformador va encallando encalla en los mismos escollos de la vieja política: dirigismo, verticalidad política, arribismo…
Enfrente nos encontramos la línea de capitalismo duro con careta de buen chico de Ciudadanos. Un partido donde también han recalado toda suerte de oportunistas al abrigo del voto. Nueva derecha de pensamiento neoliberal que, por pura lógica, terminará desbancando al discurso rancio y tardofranquista del PP.
Por lo demás no queremos negar lo evidente y es que muchas cosas se han trastocado. Es verdad, la política ha cambiado, por lo menos en las formas, pero la calle se ha parado y eso es lo que realmente nos preocupa. La irrupción de Podemos ha hecho de apagafuegos de los movimientos sociales y el voto se ha convertido en una suerte de dogma de fe. Hasta cierto punto ya lo era, con el sempiterno hay que votar, aunque no sepas ni por qué, pero ahora el simple cuestionamiento de la fanfarria electoral parece situarnos a los abstencionistas, y aún a los votantes críticos, al nivel de iluminados o locos.
Parece que definitivamente el juego de la política ha pasado a ser el juego del equilibrismo de ideas. Ahora es el papel de quienes queremos seguir siendo parte activa de la política y no sujeto pasivo y votante.
Las elecciones pasarán, pero el sistema no se moverá un ápice, como no sea en operaciones de maquillaje.
Votes o no. Nos veremos, en las calles, en los trabajos, en la fila del paro. Probablemente la clase política seguirá siendo otro bando.
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El Acratador 17 Diciembre 15 | Radio Topo 101.8 FM
18 diciembre, 2015 a las 4:14 pm (UTC 2) Enlace a este comentario
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El Acratador 17 Diciembre 15 » El Acratador
18 diciembre, 2015 a las 4:37 pm (UTC 2) Enlace a este comentario
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