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Ago 27

90 millones de personas en guerra

En estos días ten­emos muy pre­sente la noti­cia de los miles, cien­tos de miles de hecho, de per­sonas bus­cando refu­gio en los últi­mos meses en la for­t­aleza euro­pea. Inten­tando acceder desde los países extra­co­mu­ni­tar­ios o la expo­li­ada Gre­cia hacia un futuro garan­ti­zado por los lla­ma­dos esta­dos del bien­es­tar, que de momento pre­fieren dejar la patata caliente a la Europa menos boyante.

Estos miles de per­sonas están siendo usadas como arma arro­jadiza o mon­eda de cam­bio por gob­er­nantes opor­tunistas y por fascis­tas más o menos camu­fla­dos. Algunos neo­fascis­tas, eso sí, se mues­tran ya sin el menor camu­flaje como es el caso de Hun­gría que está lev­an­tando un nuevo muro de la vergüenza, no tan dis­tinto del que tam­bién tiene el Estado Español en África.

Igual queda quien no se había enter­ado, pero, esti­ma­dos europeos, ten­emos 90 mil­lones de per­sonas en guerra en Europa, como es el caso ucra­ni­ano, o a las mis­mas puer­tas del con­ti­nente en Siria, Libia e Irak. Y eso siendo gen­erosos, no incluyendo lugares como Gaza o el Kur­dis­tán dom­i­nado por Turquía, donde decir que hay paz parece humor negro.

No quer­e­mos ampliar un poco más el foco, porque sino tam­bién ten­dríamos que incluir a Yemen y su reac­ti­vada guerra civil, ani­mada desde Ara­bia Saudí, o el más lejano Afgan­istán y su guerra sin fin.

Todo esto dejando al mar­gen las guer­ras olvi­dadas del con­ti­nente africano, olvi­dadas pero inter­minables. Si sumáramos las cifras de todas las per­sonas afec­tadas de una u otra man­era por con­flic­tos béli­cos en el plan­eta prob­a­ble­mente nos acer­cáramos al escalofri­ante dato de 300 mil­lones de seres humanos.

Ten­dríamos que remon­tarnos mucho tiempo para encon­trarnos una situación de guerra tan extensa y que afec­tara a tan­tas per­sonas. No es una guerra mundial, pero se extiende por buena parte del mundo, aunque en demasi­adas oca­siones pre­fi­ramos mirar hacia otro lado.

Vamos a mirarlo como un occi­den­tal con posi­bles y un mes de vaca­ciones: haz la cuenta de a cuán­tos países no te irías de tur­ismo ahora mismo por su situación de vio­len­cia. Pues eso.

Tam­bién está la paz armada, como lo que se vive en Túnez o Egipto ahora mismo, con con­flic­tos soter­ra­dos y zonas enteras que son autén­ti­cos polvorines. O la más descarada dic­tadura, como es el caso egip­cio, donde la comu­nidad inter­na­cional ha optado por el silen­cio cómod la cer­cana Eritrea, donde el con­flicto per­manece latente y el dic­ta­dor Afew­erki mantiene un autén­tico rég­i­men de terror.

Si nos ponemos a mirar con detalle la situación bélica que nos rodea en sus difer­entes esta­dos todavía pro­por­ciona más motivos de pre­ocu­pación, porque se trata, may­or­mente, de con­flic­tos muy enquis­ta­dos y sin visos de solu­ción tan siquiera a medio plazo y, may­or­mente, guer­ras civiles de una cru­el­dad extrema.

La más cer­cana, sin duda, es la de Ucra­nia, ahora un poco arrin­conada de los medios, pero que ahí sigue con su goteo de muer­tos y desplaza­dos. Los muer­tos, no hace falta decirlo, son may­or­mente civiles, pero además es un con­flicto en que varias poten­cias están prac­ti­cando la política de “patada en culo ajeno” inten­tando per­ju­dicar los intere­ses de la Rusia de Putin o bien sacar nego­cio a cuenta de la UE. No falta quien lo tenga todo muy claro y haya col­gado eti­que­tas de buenos y malos desde algunos sec­tores de la izquierda. Per­sonal­mente ese maniqueísmo se me queda cortísimo, como me parece absurdo el argu­mento de quien pre­tenda defender el con­cepto de guerra justa.

Si miramos a Libia, un país desde el que está huyendo la población a mar­chas forzadas la situación del con­flicto civil es ter­ri­ble. Hay que admi­tir que la mul­ti­tud de fac­ciones del con­flicto es difí­cil de enten­der: Dos gob­ier­nos, cien­tos de tribus y señores de la guerra, gru­pos yihadis­tas enfrenta­dos entre sí, entre ellos el Estado Islámico (EI) o Ansar Al-Sharia, en la órbita de Al Qaeda. Y, por supuesto, muer­tos a diario, ajustes de cuen­tas y muchísi­mas armas.

En este con­flicto, como en todos, hay muchos que se han apun­tado a la fiesta. Así pues los Emi­ratos Árabes se han ded­i­cado a bom­bardear Trípoli, mien­tras Qatar se ded­ica a armar a gru­pos islamis­tas afines a los Her­manos Musulmanes.

La cifra de desplaza­dos es de 434.000 per­sonas, la may­oría de las cuales han huido del país, aunque podría ser mayor. La cifra de muer­tos es casi imposi­ble de calcular.

De Siria es mucho lo que se ha con­tado, aunque dis­tin­guir a todas las fac­ciones en com­bate tam­poco es fácil. Es lo que se llama un con­flicto asimétrico, que en la prác­tica viene a ser un pan­de­mo­nium de ban­dos matán­dose entre sí y que even­tual­mente pueden ser ali­a­dos. Es más mediático el EI, con su colec­ción de atro­ci­dades fil­madas, pero el con­flicto lleva ya 4 años y medio de san­gría en que los que parecían luchadores de la lib­er­tad con­tra el rég­i­men de El Assad han ter­mi­nado siendo aún peo­res que el estado que decían combatir.

Y como con­se­cuen­cia de esta masacre, 200.000 muer­tos y tres mil­lones de desplaza­dos. Si hay quien ve un prob­lema en los refu­gia­dos, que le pre­gun­ten a países como Jor­da­nia con sus 700.000 sirios y una economía más que precaria.

En la fron­tera con Turquía además se está pro­duciendo el fuerte con­flicto de Rojava, en el que el pueblo kurdo resiste por un lado a los fanáti­cos islamis­tas del EI y por otro a Turquía, amigo de conveniencia de los islamistas, y los bom­bardeos internacionales.

Porque opor­tunismo san­guinario es lo que sobra. Ahora mismo, Turquía está aprovechando para ensañarse de nuevo con el pueblo kurdo, tras unos años de una pre­caria paz en la que el estado turco no ha dejado de encar­ce­lar disidentes y ejercer repre­sión de baja inten­si­dad que ahora se ha desbocado.

De Irak poco más se puede con­tar de lo que ya se sabe. En un país en la prác­tica casi inex­is­tente, divi­dido en fac­ciones sec­tarias y con una miríada de gru­pos enfrenta­dos. En teoría la guerra ter­minó en 2011, con la reti­rada de las tropas estadounidenses

Por lo visto nadie se lo explicó a los difer­entes ban­dos en con­flicto y desde entonces aún han muerto 15.000 per­sonas y a diario se pro­ducen escara­muzas armadas. El 75% de los niños han deser­tado de la activi­dad esco­lar y al menos 1.600.000 iraquíes siguen desplaza­dos de sus hog­a­res. Eso sí, podemos vana­glo­ri­arnos de que este ha sido un pro­ducto pura­mente occi­den­tal. Una guerra provo­cada por Occi­dente de la que Occi­dente se desen­tendió hace tiempo.

Los esta­dos más favore­ci­dos se desen­tien­den de demasi­adas cosas, sobre todo cuando no son un negocio.

Los refu­gia­dos molestan y si mueren asfix­i­a­dos en una trav­esía infame o ahoga­dos en una pre­caria embar­cación parece que hagan feo. Si los desplaza­dos se quedan en países del Sur pare­cen menos desplaza­dos, parece que la guerra no nos afecte.

Olvi­dar es fácil, mirar hacia otro lado cómodo, pero la guerra es la real­i­dad cotid­i­ana de mil­lones de per­sonas, 90 en nues­tra puerta. A lo mejor hay que empezar a mirar de cara esa real­i­dad y tomar con­cien­cia de la misma.

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  1. El Acratador 27 de Agosto 2015 » El Acratador

    […] nue­stro ámbito más cer­cano, junto con las cri­sis de desplaza­dos que pro­ducen. Sobre ello editorializamos. Pero tam­bién lan­zamos una mirada a los planes per­ver­sos de la OTAN a través de las […]

  2. El Acratador 27 Agosto 2015 | Radio Topo 101.8 FM

    […] nue­stro ámbito más cer­cano, junto con las cri­sis de desplaza­dos que pro­ducen. Sobre ello editorializamos. Pero tam­bién lan­zamos una mirada a los planes per­ver­sos de la OTAN a través de las […]

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