Elecciones 2015. Furor socialdemócrata
Llegan nuevos tiempos políticos, o al menos eso nos dicen. El bipartidismo se da por amortizado y todos los demócratas de pro saludarán el soplo de aire fresco, o lo que nos dicen que debería serlo.
Es innegable que mucha gente que proviene de los movimientos sociales, gente activa y bienintencionada, se ha lanzado a la aventura electoral, a lo que algunos llaman asalto a las instituciones. Ahora bien, cabría meditar si realmente se asaltan las instituciones o más bien éstas se limitan a ser lo que normalmente son con respecto a los movimientos sociales que se enfangan en tan complicada senda: una suerte de esponja capaz de absorver cualquier cosa, hasta la más disidente, para vaciarla de contenido y, sobre todo, de capacidad de contestación social.
Y decimos esto partiendo de la observación de cómo y hacia dónde se ha ido estructurando la línea política y el discurso de formaciones como Podemos y sus diferentes plataformas, al margen de un liderazgo tan marcado que casi parece sentar cátedra.
La línea que se está siguiendo parte, en nuestra opinión, de una defensa a ultranza del Estado del Bienestar como un hecho total y ahí se queda todo. Defensa del Estado y sus instituciones por tanto, excepción hecha de la Monarquía como mucho, y de una forma de entender la política en la que sólo caben las urnas y algún mecanismo de primarias no diferente al de la izquierda más moderada. De allí a meterse de cabeza en un discurso puramente socialdemócrata que podría firmar hasta el PSOE, el sendero es más corto de lo que parece.
Una mirada hacia atrás: La España sociata.
Porque si miramos al pasado, aquellos que ya peinamos canas, todo esto nos suena a música ya escuchada. El proceso de Podemos no es muy diferente del ilusionante PSOE de los 80, una referencia en realidad mucho más cercana de lo que parece.
Aquella fue una reconversión a la socialdemocracia de personas que venían de organizaciones izquierdistas de las más variadas tendencias o incluso de ETA-pm, tras el conveniente cambio de reivindicaciones por escaños o concejalías.
El PSOE del congreso de Suresnes en los 70 era republicano, sindicalista, contaba con elementos que hacían un análisis en clave marxista. Aquel PSOE hablaba de una transformación social, era netamente anti-imperialista y hasta anti clerical.
Aquella izquierda, que terminaría siendo un cajón de sastre en la que se englobaron muchos comunistas también, estaba presente en los movimientos vecinales, feministas, ecologistas y tenía ganas de cambio.
Ahora bien, en un proceso que les tomó poco tiempo, los socialistas que venían empujando para cambiar la realidad política española empezaron metiéndonos en la OTAN y terminaron encarcelando antimilitaristas, promulgando el antecedente de la Ley Mordaza (Ley Corcuera), endureciendo el Código Penal y sentando las bases de la actual corruptocracia.
Los movimientos sociales que habían confiado en la izquierda fueron quedando cada vez más reducidos hasta convertirse en lo que son/somos: casi testimoniales.
Por el camino se quedó el feminismo radical o la ecología social, pero también sirvió como desactivador de las luchas sindicales y apagafuegos de cualquier respuesta.
Aquellos socialdemócratas crearon la reconversión industrial que trajo muchos lunes al sol y organizó el terrorismo de Estado, reciclando a la derecha más extrema.
No queremos decir que Podemos vaya a recorrer la misma senda, pero puede caer en la tentación de volver a pisar algo de ese camino.
El bienestarismo se nos queda pequeño
Cuando se nombra el término socialdemócrata es porque pensamos es el que mejor encaja en el mantra actual de reconversión de lo existente. Reconversión que no cambio.
En una suerte de pensamiento de tercera vía incluso partidos que vienen del neoliberalismo más extremo, como Ciudadanos, asumen un discurso que puede llevar a confusión. El pensamiento chicle es el sino de nuestro tiempo, más aún cuando se trata de electoralismo, en el que cabe decir una cosa y la contraria si hace falta.
Pero volvamos a quienes nos pueden ser más afines ideológicamente.
Cuando hablamos de bienestarismo no quiere decir que nos vamos a poner a defender los recortes o a pedir que desaparezcan las ayudas sociales, pero pensamos que la misma dinámica defensiva de la que nacieron las diferentes mareas (verde, blanca, naranja) o movimientos como Stop Desahucios ha generado que muchas personas sigan una inercia de pura recuperación de un estatus, que no de transformación de lo existente.
Lo revolucionario queda aparcado sine die. Ya ni tan siquiera se plantean propuestas tan light como la no devolución de la deuda o la renta básica. Como mucho alguna remunicipalización de servicios y ya veremos.
Igual nos equivocamos, pero si ya partimos de algo tan flojito el resultado, por tendencia lógica, aún tiende a ser más descafeinado. No digamos ya si lo que toca, como todo apunta, es pactar con los profesionales de la política. Aquellos que permanecen agarrados como lapas a la poltrona.
Tampoco queremos perdernos de la realidad. Los movimientos sociales somos unos movimientos desinflados, sin músculo, que agrupan a pocas personas y cada vez más mayores, pero no por ello debemos ni pensar por un segundo en dejar la calle de lado, suponiendo que alguien nos resolverá la papeleta tras meter el papelito en la urna.
Suenan los vientos de cambio, eso nos dicen. Pero mucho nos tememos que esos vientos desafinan respecto a una sinfonía transformadora.
Eso sí, el paquete viene bien envuelto y hay algunas buenas personas en él. Unas cuantas canciones de Chicos del Maíz, unas cuantas consignas y un poco de pensamiento en 140 caracteres son un buen envoltorio, pero no auguran un cambio social, sino que se nos antojan una cobertura estética de una realidad que bien poco ha cambiado tras la payasada de las Europeas.
Hay mucho camino por recorrer, muchas experiencias autogestionarias pendientes y unas calles que esperan. A tod@s l@s compas que han optado por la vía electoral les estaremos esperando, la resistencia seguirá siendo fértil. Seguro.
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El Acratador 21 Mayo 15 | Radio Topo 101.8 FM
21 mayo, 2015 a las 9:33 pm (UTC 2) Enlace a este comentario
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