Si 16 personas hubieran muerto en un atentado en el Estado Español…
Si 16 personas hubieran muerto en un accidente…
Si 16 personas hubieran sido víctimas de una catástrofe natural…
Si 16 personas, como las que murieron el pasado jueves en la frontera ceutí, en definitiva, hubieran muerto de golpe en el Estado Español todo serían comunicados de condolencia, minutos de silencio, banderas a media asta.
Si 16 personas migrantes mueren ahogadas en circunstancias totalmente irregulares, con unos efectivos de la Guardia Civil que les disparan pelotas de goma, con la Gendarmería marroquí cebándose con una brutal represión convertida en habitual, parecen no ser más que un hecho incómodo. Un motivo de indignación porque se «ofende» la labor de la Guardia Civil y desata la preocupación del máximo cargo del instituto armado porque tres picoletos recibieron pedradas. Tres chichones frente a 16 muertos.
Si 16 personas migrantes pobres mueren, no llegan ni a nota al margen. Para algunos periódicos una nota en portada a duras penas. Un asunto menor.
Un país que prefiere cerrar los ojos y taparse la nariz porque hay realidades que apestan demasiado.
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